“Un estallido general de risa acogió el final del relato y la señora Magnani, estremeciéndose ante aquel fragor de grosera cristalería rota, levantó el rostro y miró a los presentes con dos ojos gélidos, a la desesperada búsqueda de un rostro serio. No encontraron más que el mío y se posaron en él …
“Un estallido general de risa acogió el final del relato y la señora Magnani, estremeciéndose ante aquel fragor de grosera cristalería rota, levantó el rostro y miró a los presentes con dos ojos gélidos, a la desesperada búsqueda de un rostro serio. No encontraron más que el mío y se posaron en él …