Este grupo musical brasileño tiene
unas canciones bonitas, llenas de ritmo y musicalidad, pero por su forma de
interpretar, a mí me produce algo más que el disfrute de una bonita canción, me
sugiere la felicidad que conlleva cualquier actividad armoniosa que se realiza
con la colaboración de varias personas, una idea que, entre tanta exaltación
actual del individualismo, es como un vientecillo fresco en tarde de verano.
Mi generación es hija de un
mensaje educativo dirigido al individualismo, la heroicidad o el liderazgo
–tienes que ser el mejor era la cantinela que oíamos a cada paso en nuestra
niñez–, probable consecuencia de la
cultura del siglo XX en la que Nietzsche era el referente ideológico –su
propuesta era el superhombre–, así como de una horrible interpretación de la teoría
darwiniana de la competitividad –la mejor forma de progreso social–; pero los
que estudiamos fenómenos biológicos somos testigos de que mientras el progreso
individual por competitividad ha conducido a muchas especies a su desaparición,
la sinergia entre especies ha sido extraordinariamente positiva en la evolución
de la biosfera.
Es incuestionable que, a nivel
social, las comunidades en las que predomina la colaboración son las que más
evolucionan, mientras que aquellas otras que propugnan el elitismo son,
paradójicamente, las más atrasadas.
Los pueblos donde se conjugan muy frecuentemente los verbos
agruparse, participar, colaborar, ayudar, auxiliar…son pueblos prósperos y de gente
feliz, y por ello, quizá, a mí me gustan los grupos de jóvenes que cantan.
Texto original de José
Del Moral De la Vega.
Jjjjjjjjjj.....jjjjjjjjjj.....x).......
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