Los mantecados son,
probablemente, los dulces más populares de la Navidad en España.
Una vez en España, la semilla fue sembrada muchas veces hasta tener cantidad suficiente para poder distribuirla a los agricultores, que comprobaron los excelentes resultados de aquel trigo.
¿Y qué nombre se podía dar a una variedad de trigo que, aunque con un buen fin –combatir el hambre de los españoles de aquellos tiempos- había sido robada a los franceses? El más adecuado que pareció a los técnicos del ministerio fue “Dimas” –el nombre del buen ladrón que fue crucificado junto a Jesús–.
¿Sabrán los neozelandeses –algunos de los muchos habitantes del mundo que consumen mantecados– que la calidad de estos dulces ha sido posible gracias a que unos científicos franceses consiguieron obtener una magnífica variedad de trigo…, que esa variedad fue robada por un español…, que los labradores españoles vendieron el grano a molineros andaluces…, que la harina de ese trigo fue adquirida por un fabricante de mantecados... Y cuando aquella harina de origen francés coincidió con el tocino de los cerdos ibéricos españoles, los mantecados tradicionales sufrieron una metamorfosis y se convirtieron en uno de los dulces más universales que existen?
La historia de los alimentos es extraordinariamente
compleja y, al conocerla, el disfrute que nos produce ingerirlos desborda las sensaciones
que nos vienen de los sentidos, y el comer pasa de ser una
función fisiológica animal a convertirse en placer espiritual, ejemplo de
cómo la cultura, mediante una metamorfosis difícil de entender, transforma lo bárbaro en arcangélico.
Imagen y texto originales de José
Del Moral De la Vega
Precioso Pepe. Es más voy a comerme uno que me va a sentar que ni bocata di cardinale.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Luis
Muchas gracias, Luis. Yo también, y para no añusgarme, voy a tomarlo con un chupito de anis de Cazalla.
ResponderEliminara tu salud.
Un abrazo
Pepe
Se ven deliciosos esos mantecados. Por aquí tenemos unos parecidos, pero no creo que sean hechos con esa milagrosa variedad de trigo.
ResponderEliminarTe deseo felicidad en Navidad y Año Nuevo.
Un abrazo.
Estoy seguro que esos mantecados colombianos son tan buenos, o más, que los de Estepa, porque ellos son producto del milagro que produce el mestizaje y que caracteriza a la extraordinaria cultura iberoamericana.
ResponderEliminarQue el Dios del Amor que ahora celebramos inunde tu casa y tu país de felicidad.
Un abrazo
Una historia bonita Pepe, un pequeño hurto para un científico y un gran salto para los polvorones...
ResponderEliminarUn abrazo y feliz Navidad para toda tu familia