El siglo XVIII fue terrible para la Humanidad. Las personas morían a miles a consecuencia de la enfermedad conocida como viruela.
El médico Jenner descubrió que las ordeñadoras de vacas tenían sus manos llenas de pústulas de la viruela, pero nunca contraían severamente la enfermedad. Al inocular a un niño aquellas pústulas, ellas se reprodujeron en el chiquillo, y éste, al igual que las ordeñadoras, resultó inmune al mal. –Se había descubierto “la vacunación”, uno de los procedimientos más potentes para la prevención de enfermedades–. Jenner publicó sus experimentos en 1798, y después de poco más de un año, ya se estaba aplicando en España.
Constatado el éxito de la vacuna, el médico del rey Carlos IV, el doctor Balmis, le propuso al monarca que se organizase una expedición por todos los territorios de la Corona (España, América y Filipinas), a fin de preservar a sus habitantes de la viruela mediante una campaña de vacunación masiva. El rey accedió, pero había un problema: para obtener la reproducción de las pústulas infectivas era necesario inocular a un niño, y como a los siete o diez días éste vencía la enfermedad, sus pústulas ya no eran infectivas, por lo que había que infectar a otro. ¿Cómo resolver el problema para llevar la vacuna de España a América, donde la travesía era de bastantes semanas?
El doctor Balmis solucionó el problema contando con 22 niños huérfanos gallegos. Ellos serían infectados, sucesivamente, a lo largo de la travesía, a fin de llegar a América con las pústulas de la viruela infectivas.
En noviembre de 1803, médicos, enfermeros, sirvientes de los niños y la rectora del orfelinato partían del puerto de La Coruña, rumbo a América, para combatir contra aquel jinete del Apocalipsis.
A partir de la Navidad de 1803, cientos de miles de personas, desde San Francisco hasta la Patagonia, fueron preservadas de la enfermedad gracias a aquella aventura de unos locos españoles; y desde América, 25 mexicanitos llevaron la medicina viviente a Filipinas, desde donde otra expedición llegó hasta China.
–¡Otra vez la historia de David contra Goliat! Los más débiles son los que siempre derrotan al monstruo. En 1814, aquella cruzada terminó: el amor, la ilusión y la ciencia habían vencido.
Este es, probablemente, el capítulo más bello de la historia de la medicina.
En estas fechas conmemoramos el nacimiento de un niño, símbolo del amor como instrumento para regresar al Paraíso, de donde la evolución de nuestra corteza cerebral nos expulsó. Y es que, aunque resulte paradójico, los niños son siempre los que nos salvan.
Rutas de la campaña contra la viruela (1803-1814) desde España a América y, desde allí, a Asia.
Composición de josé del moral de la vega
Una bella historia que desconocía. Y muy acorde con la fecha que estamos por festejar. Como bien dices: LOS NIÑOS SIEMPRE NOS SALVAN.
ResponderEliminarDe una forma u otra, se ocupan de prolongar la especie.
¡Que tengas una FELIZ NAVIDAD! Junto a los tuyos y al Santo Niño.
Besos!!!
Me alegra que te haya gustado esta historia, Silvia, un ejemplo más de lo que los hispanos entendemos por "empresas", y que tan profundamente nos desveló Cervantes.
ResponderEliminarFELIZ NAVIDAD.
Un abrazo
Hola, José.
ResponderEliminarBello capitulo de la historia humana, en especial de la medicina; la inocencia de los niños es tan pura, que hasta salva vidas. Algo muy bueno heredado de Ustedes, los hermanos Españoles.
Te comparto un saludo navideño:
"En esta navidad
pido al Niño en los cielos,
que todos tus anhelos...
se vuelvan realidad"
Saludos también para los tuyos.
Muchas gracias por tus deseos Rafael, yo también deseo que el
ResponderEliminarDios del Amor, cuyo nacimiento ahora celebramos, inunde tu casa de paz y venturas.
Feliz Navidad.
Un abrazo
Querido Pepe,
ResponderEliminarMuchisimas gracias por relatarnos esta historia tan benéfica, acá en México, cuando niños se nos contaban solamente las cosas malas a cerca de los españoles, luego uno crece e indaga por otros lados y, se va convenciendo de que la colonización también trajo milagros. Sin duda la vacuna contra esas enfermedades tan feas y mortales entónces, es una muestra de la buena voluntan, muy propicio relato para las fechas.
También te deseo una Navidad llena de Amor, salud, bienestar y muchos y buenos amigos.
Un abrazo Navideño
Me alegro de que te haya gustado esta historia, Beatriz, y de que te haya ayudado para desenmascarar a los "salvadores nacionalistas" encargados de construir un memorial de agravios que ellos utilizan para manejar el poder sin ningún pudor. La historia de España no se puede entender sin América, y viceversa, y en ella hay hechos execrables y otros heroicos. Revivir los primeros nos conduce al encanallamiento, mientras que recordar los segundos nos lleva a la amistad. Yo solo quiero quedarme con los segundos.
ResponderEliminarFeliz Navidad y muchas venturas para ti y tu familia.
Un abrazo
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ResponderEliminarEs una historia curiosa e interesante. Seguramente esa sea la mayor virtud que pueda tener un científico: "La Curiosidad" la observación y la deducción. Todo esto está hilvanado en este paso tan importante para la humanidad, cómo fue la erradicación de la viruela. Es una pena que para el cambio climático los "intereses" particulares de ciertos países torpe-deen una solución para las futuras generaciones.
ResponderEliminarYa lo decía Eisntein: La estupidez humana es, cómo el universo, infinita.
Felices Navidades y esperemos que para el año que viene los Reyes nos traigan algo más de "compresión" para este mundo que nos ha tocado vivir.
Un abrazo. Pp
José, no sabía nada de esta historia de vacunas inoculadas a niños huérfanos que salvaron vidas en otros continentes. Pienso con pena en estos pequeños héroes a pesar suyo (¿por qué se tenía que inocular la vacuna a niños? ¿no se podía inocular a los adultos? ¿qué se hizo de ellos al llegar a México? ¿se les pagó por su contribución a la ciencia? ¿qué pasó con los mexicanitos que fueron a Filipinas con la misma misión? ) Me interesa la historia de estos chicos tanto como la de la vacuna que protegió a todo el continente americano.
ResponderEliminarGracias por contarlo.
Y, tienes razón, los niños nos salvarán. Pensando en ellos es inevitable luchar para dejarles un mundo algo mejor.
Un abrazo, con mis mejores deseos para ti y para los tuyos.
Preciosa historia, gracias por compartirla y Feliz Navidad... Un abrazo :))
ResponderEliminarQuerido amigo Pepe Aranda: Estoy de acuerdo contigo; y como tú y yo jugamos a sueños "casi" imposibles, te voy a proponer que el año próximo invitemos a que todos los niños que un día tuvimos regalos de los Reyes, por una vez, seamos nosotros los que le regalemos a ellos. ¿Te imaginas lo contentos que se pondrían?
ResponderEliminarFeliz Navidad y un fuerte abrazo
Amiga Matilde. Tu comentario me recuerda las eternas disputas de unos amigos míos -Cuando vamos al teatro, y al salir comentamos la obra, él sabe hasta la marca de braguitas que la actriz mostraba en un cruce de piernas rapidísimo que hizo en medio segundo del tercer acto; por el contrario, ella se empeña en buscar justo el verso del poema que tal poeta ha inspirado la obra compuesta por el autor- Nunca se ponen de acuerdo, pero yo me río mucho, y creo que su visión microscópica de los fenómenos les impide conocer el panorama en que éstos están integrados.
ResponderEliminarPues eso, esa historia y sus detalles está por contar -¿te atreves?- Seguro que harías una obra preciosa.
Un abrazo
Hola Mila, ¡qué alegría verte por aquí!
ResponderEliminarNosotros también te deseamos una Navidad felicísima y un próximo año lleno de venturas.
Un abrazo
Bueno amigo, hace tiempo que no nos visitamos, pero vale desearte muy buenas fiestas y feliz año.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una alegría verte por el blog, almacatamarcana. Muchas gracias por tu visita y Feliz Navidad.
ResponderEliminarHola Pepe, me ha encantado la historia. Muchísismas gracias por acordarse de mí. Yo también le envío mi pequeño deseo para usted:
ResponderEliminar"Si quieres un año de prosperidad, siembra trigo. Si quieres diez años de prosperidad, siembra árboles frutales. Si quieres una vida de prosperidad, siembra amigos. Te deseo que siembres muchos amigos el año 2010"
Felices Fiestas.
Muchas gracias por tu visita y tus palabras, Amparo. Sin lugar a dudas que seguiré tu consejo.
ResponderEliminarFeliz Navidad
El mejor regalo de Navidad es el que nos abre el corazón y este cuentecico es irresistible.
ResponderEliminarQué bonito sería que en la Historia de la humanidad que se enseña a los niños y jóvenes se recogieran este tipo de hechos.
Gracias Pepe y feliz Navidad.
No cabe duda de que todo lo que sabes, lo transmites con una Pedagogía sorprendente, querido José.
ResponderEliminarEsta historia es asombrosa, pero con ese epílogo, se convierte en extraordinaria. Gracias por compartirla con todos.
José, que esta Navidad, nazca de nuevo en tu corazón el Niñito Jesús, y que te cubra de su paz y de su amor.
Un beso y un abrazo para ti.
¡Qué alegría volver a verte por aquí, Gaudiosa!
ResponderEliminarUna de las cosas que más me gustaban, cuando niño, era abrir unos baules grandísimos que había en el trastero de mi casa, y descubrir las cosas maravillosas que guardaban. Y de aquello me quedó el placer de huronear por los baules de la historia y rescatar hechos bellísimos que otros, antes de nosotros, hicieron.
Seguiré buscando...
Muchas gracias por tu visita y tus palabras.
Feliz Navidad
Un abrazo
Siempre que apareces por aquí, Angélica, me recuerdas a una tía mía cuando llegaba a casa, y yo era un niño -siempre que llegaba lo hacía cargada de regalos-.
ResponderEliminarEres la generosidad personificada.
Muchas gracias por tu visita y tus "piropos".
Feliz Navidad
Un abrazo
Holly shit!
ResponderEliminarLa verdad nunca imagine que (1)se hubieses encontrado hace tanto tiempo la cura de la viruela (2) hubiese sido tan facil (3) que se hubiese encontrado en España (4) que tenia una historia tan macabra
Saludos , excelente post
Muchas gracias por tu visita y tus palabras, Iván.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Admirado José: ¡Qué bien me has hecho! España, con todos sus fallos y horrores, supo educar muchos pueblos, que aún conservan sus razas indígenas y pueden ahondar en sus valores. Otras colonizaciones exterminaron casi en totalidad a la población indígena, que, por ahora, no tiene acceso a casi ningún nivel de influencia. La envidia siempre ha sido el móvil generador de leyendas negras. Y nuestra abulia y nuestro complejo han logrado que éstas se propagen y enseñoreen de la opinión.
ResponderEliminar¡Qué paradoja, Julio! Los que crearon la Leyenda Negra sobre España, y han criticado el comportamiento inadecuado de los españoles con los nativos latinoamericanos, han sido los que borraron del mapa a los indígenas norteamericanos.
ResponderEliminarEn cualquier caso, yo creo que la mejor arma contra cualquier "Leyenda" es contar la Historia.
Muchas gracias por tu visita. Esperamos que vuelvas.
Un abrazo