Cuadrilla
de aceituneros en Vva de la Reina (1960)
En
muchos escenarios representa el hombre su obra: El gran teatro del mundo. El
más apropiado, el campo. No necesita bambalinas ni efectos especiales. Ni
académicos saberes los artistas… Sencillez y sensibilidad les sobra para
contemplar admirados, boquiabiertos, el vuelo de un águila o el de una
mariposa.
¡Ah,
los hombres del campo…! ¿Qué son? ¿De qué están hechos? Por sus andanzas, dependencia,
amores y desamores con la tierra, de tierra parecen estar hechos. Por la hebra
que los sostiene, resecos, duros, macizos ¿no serán un sarmiento, un tronco
humanizado?
¿Un
encino sin otra fronda que dos ramas de acero hechas para trabajar y abrazar?
Más
allá del sol, el viento y las lluvias ¿qué buriles lo esculpieron? Ni un gramo
de grasa le dejaron. Un manojo de músculos y nervios montado sobre un espíritu
irrompible. Una bestia divinizada es, que vive el drama de la tierra en lucha y
amor permanentes, tensos.
Suyos
son por conquista el cielo y la tierra, el lenguaje de las bestias y de las
plantas. Ellos le dictan su calendario. Y, por bien entenderlo, espiando el
tiempo ha de vivir. En ellos tiene su universidad. Tal vez sea analfabeto. Pero
de corrida sabe leer el gran libro: la Naturaleza. Dividido en cuatro partes. Y
a cada una de las cuatro les rebusca y halla duende para vivirlas con gozo y
provecho.
No
sabe álgebra. Pero sabe que en el campo hay que vivir en disposición de siembra
y trabajo permanente. Y sabe que, a la hora de arrojar la semilla, ha de
predominar la esperanza sobre el riesgo.
Una
enciclopedia es. Sabe cuándo el níscalo es más sabroso y acoge menos arena. Y que,
si al ajo no lo siembras por San Martín, será escaso y ruin. Predice la lluvia
en el pelo de las bestias, en el vuelo de las aves y en el ritmo de la ringlera
de las hormigas.
Y
persuadido está de que la lidia con la tierra es lucha y amor.
Imagen
y texto del libro Voces del Campo (Jesús
Burgos, J.M. Berzosa, J. Del Moral)
Hola, José:
ResponderEliminarNada seríamos sin las manos campesinas, las que trabajan de sol a sol, las que labran la tierra con infinita sabiduría y gran tesón para proveernos el alimento como fruto de su amor por el campo.
Es un texto muy bello el nos compartes, igualmente la imagen.
Abrazos.
Muchas gracias, amigo Rafael, solo hago justicia con el pueblo del mundo rural.
ResponderEliminarUn abrazo