El
camino es, probablemente, la metáfora perfecta del sentido de la vida
El físico
Higgs, descubridor del Bosson, ha dicho: "soy agnóstico, pero entiendo que
ciencia y religión son perfectamente compatibles".
Hay muchos
que dan a la religión un sentido mágico y, por ello, cuando la ciencia hace un
nuevo descubrimiento comprueban que la magia solo es truculencia, y la religión
se les disuelve; pero cuando la religión es, entre otras cosas, una
contemplación humilde y emocionada del Universo, los descubrimientos
científicos son más leña para avivar ese fuego del que nos habla Teresa de
Ávila y Juan de la Cruz.
La física nos descubre el camino desde la
energía a los elementos. Desde ahí a la piedra se encarga de explicarlo la
química, la biología lo hace desde la piedra a la vida. La antropología nos
describe las fases que van de la vida al grito, y la filología lo hace desde el
sonido al signo –las palabras–, símbolos con los que construimos la ciencia,
hacemos las leyes y componemos poemas –la técnica, el derecho y el arte–.
La ciencia
nos ha explicado el trayecto de la energía desde el Bosson de Higgs a la vida;
pero desde esta a la poesía, lo que aparece es un camino inverso al del Bosson,
son los átomos los que se transforman en palabras, ideas carentes de materia y
capaces de crear.
Dice Juan
(Cap. 1, vers.1-2): In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus
erat Verbum… (En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el
Verbo era Dios…)
Texto e imagen originales de José Del Moral De la Vega
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