Esther Steenbergen y Eric Calmes. Teclado marfil, de Juan Pablo Dobal
Después del concierto los encuentro en la barra del bar. Eric Calmes y Enrique Firpi, muy borrachos, están discutiendo sobre el efecto Coriolis en los cuartos de baño de los hoteles de la Costa Este. Riendo, Esther me hace sitio junto a ella. Le digo “Sólo tenemos esta noche en Bridgeport, mañana cada uno volverá a estar por su lado”. Entonces ella aparta su cuerpo de la barra, deja la copa con la que estaba jugueteando, y con infinita suavidad… me despierto.
Texto: Diego
Hola:
ResponderEliminarLa música me ha encantado, el texto de la entrada también. Pero, la realidad me ha decepcionado... ¿Era solamente un sueño?
Abrazos.
Así son los sueños más bellos... se acaban justo cuando quisiéramos que nunca terminaran.
ResponderEliminarLa canción del video es muy linda, querido Diego. Gracias por compartirla.
Un beso.
Ah, Rafael, ¡qué más quisiera yo que hubiera sido real! Como tú dices, Angélica, los sueños más bellos parecen acabar justo en el mejor momento. Pero está bien así, mejor vivir despiertos.
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios. Un fuerte abrazo a los dos
Diego