Fig. 1 En numerosas comarcas de la Península Ibérica es frecuente que, después de fuertes vientos, se produzca caída de ramas y árboles, fenómeno que preocupa seriamente a los agricultores y causa alarma social.
*Debido a la extensión de este tema, se presenta en sucesivos spots con el mismo título, y numerados de forma correlativa.
Desde finales del siglo pasado, en numerosas comarcas de la Península Ibérica es frecuente que, después de que se produzcan fuertes vientos o nevadas, aparezcan caídos árboles enteros o ramas principales (Fig. 1).
Al observar la madera de los elementos caídos se puede apreciar que el corazón de la madera (duramen), cuya función es servir de esqueleto al árbol, está agujereado como si se tratara de un queso “Gruyere” (Fig. 2), razón por la que, al perder su potencia, cualquier meteoro con una cierta intensidad (viento fuerte o nieve) provoca la caída de los órganos afectados.
El fenómeno es bastante similar a la enfermedad de los humanos conocida como osteoporosis –los huesos están tremendamente agujereados por falta de calcio, y pierden su función de sostén del cuerpo–, enfermedad que no produce síntomas en la persona que la padece, hasta que un día, de manera imprevista y sin causa aparente, esa persona se cae al suelo con la cadera rota. Es por ello que los médicos definen a esa enfermedad como “silenciosa”; y un médico extremeño, propietario de una dehesa afectada por estos síntomas, definió así la alteración que presentaban sus árboles, nombre vernáculo que ha sido aceptado para definir este fenómeno parasitario.
Fig. 2. Al realizar una inspección en los órganos caídos se puede observar que los troncos, aparentemente sanos, tienen su interior agujereado.
Texto e imágenes de José Del Moral De la Vega
Gracias por la información. Muy bien hecha esta segunda parte jose.
ResponderEliminarHola, Jose:
ResponderEliminarInteresante información, tal vez eso sea una de las tantas consecuencias del tan mentado cambio climático, que afecta la salud de los árboles.
Saludos.
Quizá Rafael tenga razón, pero no hay duda de que se mire por donde se mire el mayor responsable es el hombre.
ResponderEliminarSaludos amigo y
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(¸.•´ (¸.•` * *» ?.• Felices Fiestas¤´¯`.-.º
Muchas gracias, Carla. Procuraré que las siguientes partes de este tema sigan siendo pedagógicas.
ResponderEliminarYo no tengo muy claro eso del cambio climático, Rafael. Científicamente, sabes que no hay unanimidad, y el hecho de que existan grupos económicos muy interesados en que aceptemos el fenómeno como ellos quieren, me hace sospechar que todo pueda ser una engañifa más. No obstante, si estoy de acuerdo en que debemos ser extraordinariamente respetuosos con el medio ambiente y evitar la contaminación.
En este caso concreto de "La Silenciosa", el fenómeno parece ser debido a un mal manejo del agrosistema -como opina Silvia Beatriz-; pero eso os lo cuento más adelante.
Muchas gracias a los tres por vuestra visita y vuestra opinión.
Un abrazo
José, sigo con interés las peripecias de la dehesa y sus problemas. Me informan, me interesan y me sugieren. ¡Y pensar que hace como un mes la palabra dehesa solo la conocía por haber estudiado las obras de Gabriel y Galán!
ResponderEliminar¡Viva el tren!
¿Y si un viaje en tren fuera la causa de una novela por la que luego su autora recibe el Nobel...?
ResponderEliminar¿Será cierta la afirmación de Lorenz, de que el vuelo de una mariposa en China puede desencadenar una tormenta en Occidente?
Bueno, todavía no hemos contado casi nada, ya verás qué interesante.
Un abrazo