Cuando los políticos se insultan hasta un punto que da repugnancia escucharlos, sin otro interés que el de alimentar fanatismos y que no da más frutos que el cainismo y la esterilidad, el rey de España habla de hermandad, cultura y proyectos compartidos entre España y América.
¡Qué inmenso futuro sería el de los países que conformamos Iberoamérica con servidores públicos como Felipe VI!
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