MONARQUÍA



“Tenemos una Monarquía nacional, sin particularismo, sin egoísmo, sin vanidad, sin temor. Su fuerza le viene de su absoluto respeto a la comunidad nacional de que es cabeza, de su aceptación íntegra de su estructura política, de su función de servicio desde la cúspide. No es lícito pedirle funciones que no tiene; no es decente esperar que lo haga en beneficio de nadie que no sea España en su totalidad políticamente organizada; es quimérico pensar que pudiera hacerlo a las órdenes de nadie.
Es claro que el Rey ha intensificado gradualmente su poder; se entiende, su poder espiritual, hecho de estimación, respeto, prestigio; es el que le corresponde (…). Pero ¿quién cree que el poder espiritual no es poder?”

Julián Marías. Monarquía nacional. El País, 23/4/1981


Son palabras del filósofo Julián Marías (1914-2005), viejo republicano, como él mismo se definió alguna vez −republicanismo que la dictadura le hizo pagar caro−, lo que no le impidió defender la Monarquía como el mejor modelo de Estado para España; una monarquía nueva, constitucional, democrática, desvinculada de las luchas políticas, vinculada únicamente a la sociedad, no una mera jefatura de Estado, lo que le quitaría su sentido e interés, haciendo de ella algo decorativo −cosa que quizá les convenga a los partidos, pero no a los ciudadanos−.
Fueron escritas para el rey Juan Carlos I, poco después del intento de golpe de Estado. Hoy valdrían perfectamente para su hijo, Felipe VI.


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