Un desayuno potente y equilibrado pan,
mermelada, aceite de oliva, ajo negro, jamón, queso y café.
La Dra. Daniela Jakubowicz,
endocrinóloga del Centro Médico Wolfson de la Universidad de Tel Aviv (Israel),
como si estuviera en nuestra mesa camilla, nos da unos consejos facilísimos
para perder peso y estar sanos.
Suena el despertador y el *cerebro*
empieza a preocuparse: "Ya hay que levantarse y nos comimos todo el
combustible"... Llama a la primera *neurona* que tiene a mano y pregunta ¿cuánta
glucosa hay en la sangre?
Desde la *sangre* le responden: aquí
hay azúcar para unos 15 a 20 minutos, nada más'.
El cerebro hace un gesto de duda,
y le dice a la Neurona mensajera: de acuerdo, vayan hablando con el hígado a
ver qué tiene en reserva.
En el *hígado* consultan la
cuenta de ahorros y responden que a lo sumo los fondos alcanzan para unos 20 a
25 minutos'.
En total solo hay unos 290 gramos
de *glucosa*, lo que alcanza para 45 minutos, tiempo en el cual el cerebro ha
estado rogándole a todos los santos a ver si se nos ocurre desayunar.
El cerebro le ordena a la
Cortisona: saque lo que pueda de las células musculares, los ligamentos de los
huesos y el colágeno de la piel'.
La *Cortisona* pondrá en marcha
los mecanismos para que las células dejen salir sus proteínas y estas pasarán
al hígado para que las convierta en glucosa que pasa a la sangre, proceso que
continuará hasta que volvamos a comer.
Por tanto, el que no desayuna se
come sus propios músculos, se “autodevora”. La consecuencia es la pérdida de
tono muscular, y un cerebro que, en vez de ocuparse de sus funciones
intelectuales, se pasa la mañana activando el sistema de emergencia y
destruyendo tejidos corporales y, cuando la persona, después de varias horas decide
almorzar, la comida será aceptada como excedente, se desviará hacia el almacén
de *'grasa de reserva'*y la persona engordará.
La razón de que los músculos sean
los primeros utilizados como combustible de reserva en el ayuno matutino se
debe a que en las horas de la mañana predomina la hormona Cortisol, que
estimula la destrucción de las proteínas musculares y su conversión en glucosa.
*ASÍ QUE YA LO SABES... NUNCA MÁS
SALGAS DE CASA SIN DESAYUNAR, TE LLENARAS DE ENERGÍA, TENDRÁS UN PESO JUSTO Y
MÁS SALUD”.
Texto e imagen de José Del Moral
De la Vega
Un estupendo consejo, José, aunque soy delgado procuro cuidarme, y lo pondré en práctica.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, amigo Rafael, por entrar en este post. Durante este tiempo he estado embarcado en mil proyectos que me han tenido apartado del blog.
ResponderEliminarUn abrazo