–¡La Gumersinda habla con los muertos! –era lo que yo oía en
mi pueblo cuando era pequeño–. Luego, la física, la química y la biología me hicieron
comprender que aquello no debían ser más que fantasías.
El culto a los muertos es el
fruto de una necesidad –trascender– que, según los antropólogos, es común a
todos los hombres, aunque la necesidad de trascender es diferente para un
creyente –lo que trasciende es el espíritu–, que para un materialista –se
trasciende mediante obras intelectuales o morales– En el primer caso la
trascendencia está ligada la intuición, en el segundo a la razón.
La esperanza, producto de la
religión, no ha cambiado, pero la ciencia sí, y la física de Newton es distinta
de la física cuántica. Hoy conocemos, con todo rigor científico, que un bloque
de plomo no es otra cosa que un conjunto de ondas vibratorias, o que el nivel
energético del espacio se ve influido por la conciencia…, principios que ya
están siendo aprovechados por la tecnología; por ejemplo, la fabricación de un
láser emisor de un rayo que tarda dos segundos y medio en ir a la Luna y
volver.
Los cambios en el conocimiento de
la conciencia no han sido menores, y hay experiencias científicas realizadas en
universidades prestigiosas que postulan que la conciencia no es un producto de
nuestro cerebro, sino que utiliza a nuestro cerebro y, cuando mueres, esa
conciencia a la que se suman tus experiencias, pasa a una conciencia cuántica,
por la cual todos los seres del universo –las personas, los árboles, la mesa,
el paragüero…– están interconectados.
Actualmente, la ciencia, de la
mano de la física cuántica, nos está desvelando misterios que el hombre, desde
los albores de la Civilización, había intuido: La muerte no es más que el paso
a otro estado físico, desconocido pero real, al que muchos llamamos
arcangélico.
¡Qué curioso, una vez más, lo más
primitivo de nosotros –la intuición, que surge del cerebro límbico– coincide
con lo más evolucionado –la ciencia, que nace de la corteza cerebral–!
¿Hablaría realmente la Gumersinda
con los muertos?
Texto e Imagen de José Del Moral
de la Vega
Si no hablaba, al menos Gumersinda, se entretenía. Saludos.
ResponderEliminarSi, si. La Gumersinda debería tener poderes ocultos y estaba muy integrada en el pueblo.
ResponderEliminar