María José
Gallego es una excepcional modelo villanovera que pasea su palmito por pasarelas y portada
de revistas de moda.
Al igual que
hay excepcionales concentraciones de determinados elemento en lugares
concretos, sin que podamos atribuirlo más que al azar, pero sin que podamos
ignorarlo, también existen enclaves donde se producen fenómenos humanos con una
gran e inexplicable frecuencia.
Hay un lugar
en Andalucía por donde san Eufrasio comenzó la cristianización de España que
parece mágico, precisamente un lugar por el que pasaba la vía Apia, según
constatan los vasos de Vicarello, y en el cual el profesor Barrionuevo (siglo XVI)
situó una de las últimas novelas de caballería que se publicaron en España, el
mismo donde el doctor Acuña instaló una de las primeras imprentas, justamente
por los años en que Cervantes editaba el Quijote que, por cierto, estuvo
también en esa aldea comprando garbanzos y cebada para la Armada.
Su iglesia
tuvo la dignidad de priorato, y la patrona (santa Potenciana) era de allí, culto
que se le da desde el siglo XIII, siendo su romería, probablemente, la única
que procesiona sobre el Guadalquivir.
Cuando las
tropas del emperador Napoleón que habían triunfado en Jena, Marengo,
Austerlitz, fueron humilladas en Bailén, las capitulaciones de la rendición se
firmaron –¡qué casualidad!– en una casa de ese lugar –Casa de Postas–.
A finales
del siglo XIX, en España se empezó a construir el ferrocarril entre las
ciudades más importantes y, como por ensalmo, ese sitio tuvo una estación. En
ese tiempo, también, se copiaron los modelos agrícolas que desarrollaban las
granjas inglesas, siendo un cortijo de ese lugar –Rincón de san Ildefonso– el
que recibiera el título de “finca modelo de España” por el alto nivel de sus
innovaciones. Y por el mismo tiempo, un maestro de allí, por su ejemplar comportamiento, recibió de la
Real Academia de la Historia el premio a la Virtud.
¿Acaso no parece
increíble que en cinco ocasiones, desde que en España comenzaron las loterías, les
haya tocado el primer premio a paisanos de ese sitio?
Allí han nacido ingenieros, científicos, profesores,
artistas…muy bien considerados por su profesionalidad. Y para que no faltara de
nada, una jovencísima cantaora de ese pueblo actuará próximamente en California
y otra pasea ahora su palmito por pasarelas y portada de revistas como modelo
distinguida.
Ese lugar es
Villanueva de la Reina, un pueblecito de poco más de tres mil habitantes
situado a orillas del Guadalquivir.
Los
descubrimientos de Einstein, Bohm, Putof y otros físicos están sugiriendo la
existencia de un campo energético –akásico- que explicaría la existencia de
fenómenos donde se conjuga lo espiritual y lo material, y que la ciencia
occidental, ignorante de recursos, los ha atribuido al azar. ¿Podremos comprender entonces las “aparentes”
excepcionalidades que surgen en este pueblecito?
María Angeles
Martínez Toledano es una jovencísima cantaora de Villanueva que próximamente llevará su arte a California (Foto de Rosa María Canalejo)
Texto original de José Del Moral De la Vega
Gracias por tu pluma, recrea algo que siempre supe desde mi infancia, mi pueblo tiene duende, se cuecen habas de todos los colores, se suda sangre, letras y vidas, sus rincones esconde misterios, sus silencios son libros abiertos, y cuanta conversaciones tuve la oportunidad de escuchar sin apenas entender, no hace falta poner nombres porque por cercania y afinidad sabra deducirlos.
ResponderEliminarMi pueblo es algo diferente, distinto, magico, su campiña, sus laderas y rios da para recrearse .
Gracias paisano.
Los villanoveros tenemos obligación de relatar todo aquello extraordinario -que es mucho- que ha surgido en el pueblo.
ResponderEliminarQuerido José, cada vez que te escucho hablar de ese rinconcito del mundo tan bello, Villanueva de la Reina, se me pone a revolotear el corazón, y se me viste la piel de deseos por ir corriendo a conocerlo, a vivirlo, a impregnarme de su magia, su embeleso y su dulce aroma a tierra, a cielo y a sol. Dios me permita algún día ir a visitarlos. Estoy segura de que seré muy feliz allí.
ResponderEliminarUn beso muy muy grande, mi José querido.
No te quepa duda que serías recibida como te mereces.
ResponderEliminarUn beso