Extraordinario
paisaje de una mañana otoñal en Ribera del Fresno (Extremadura), con Hornachos
al fondo.
Hay
veces en que, sin razón aparente, nos sentimos dentro de un ambiente donde los
sentidos escapan a nuestro control. La luz, el viento, el paisaje, el canto de
los pájaros… nos penetran y zarandean el alma para llevarnos a un estado
emocional que nos eleva a un mundo distinto en el que vivimos.
Don
Antonio Machado, con esa facilidad con la que filosofaba para el pueblo, plasmó
ese estado emocional en un poemica al cual, el compositor extremeño Juan
Alfonso García, puso música.
Tengo
un amigo, miembro de un coro en Granada, que me confiesa que cuando interpreta
este poema de Machado se le rompe la voz y, sin saber por qué, termina por llorar. Yo
también, cuando lo oigo.
Señor, me cansa la vida.
Tengo la garganta ronca
de gritar sobre los mares,
la voz de la mar me asorda.
Señor, me cansa la vida
y el universo me ahoga.
Señor, me dejaste solo,
solo con el mar a solas.
¿O Tú y yo, jugando estamos al escondite,
Señor?
¿O la voz, con que Te llamo, es Tu voz?
Por todas partes te busco,
sin encontrarte jamás.
Y en todas partes Te encuentro,
sólo por irte a buscar.
Antonio
Machado.
Imagen y
texto de josé del moral de la vega
Este post me llega particularmente porque mi relación con Dios es algo así como "ya no te quiero, pero tampoco puedo vivir sin ti". Después del coro y el poema me siento más cerca de la segunda parte.
ResponderEliminarEs la primera vez que llego a este blog y no puedo sino admirar el alcance de su iniciativa humanista. Hace falta en días como estos.
Saludos.
Muchas gracias por tu comentario, Taty. He visto uno de tus blogs y me ha gustado mucho, por lo que lo he vinculado a este.
ResponderEliminarSaludos cordiales