Por los años treinta, el tenis era un deporte
de las élites ingleses puesto de moda entre la aristocracia y acaudalados españoles.
Y aunque parezca increíble, aquella moda llegó a un pueblecito rural de
Andalucía (Vva. de la Reina), en el cual los jóvenes jugaban al tenis por
aquellos años.
Sabemos que la moda es el seguimiento de una
parte importante de la población respecto a la forma de vestir, de divertirse,
del tipo de deporte que se practica, etc., pero si queremos conocer cuál es la génesis
psicológica, fisiológica, antropológica, etc., de la moda, lo que generalmente encontramos
son divagaciones.
La moda tiene su origen, como casi todo lo
emocional, en el paleocerebro, y sin que sepamos muy bien por qué, nos excita
poderosamente. De repente, sin necesidad de convencimiento, nos fascina una
música, un tipo de sombrero, una bebida, una forma de andar, etc.
Lord Byron es todo un ejemplo del poder de la
moda. Este poeta rico y romántico, extraordinariamente atento con las mujeres y
apasionadamente deseado por ellas, constituía el paradigma del europeo elegante
en el siglo XIX, y como era un poco cojo y llevaba bastón, todos los hombres
elegantes de su época simulaban que eran un poco cojos y usaban bastón –¡increíble,
el poder de la moda!–.
Este encantamiento cotidiano no solo afecta
a lo trivial –y eso es lo preocupante– sino también a los aspectos más
importantes de nuestra vida personal y social: el tipo de política, la religión
en que nos apoyamos, la forma de convivencia de la pareja, el sentimiento
nacionalista, etc., cuestiones que por su trascendencia nos debieran exigir un
gran esfuerzo para situarnos ante ellas, no solo con motivaciones emocionales,
sino con razones.
En la primera mitad del siglo XX, la solución
a los terribles problemas sociales de los europeos se planteó desde la extrema
izquierda y la extrema derecha, propuestas cuyo “encontronazo” condujo a una
catástrofe. Actualmente, esas propuestas acaban de aparecer en Europa, y pudiera
ocurrir que esas alternativas se aceptaran por efecto de la novedad. Ahora se está poniendo de moda la música
de cabaret que predominaba en los ambientes nazis europeos, y el gusto por esa
música, en coincidencia con la aparición de brotes políticos extremistas, pudiera
ser más que una anécdota.
José
Del Moral De la Vega
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