El atardecer en las dehesas
extremeñas del valle de Carrión es un espectáculo grandioso y gratuito que
produce una profunda paz en todo aquel que, simplemente, es capaz de detenerse
y mirar.
Lo que la civilización actual nos
enseña para alcanzar la felicidad es que a ella se llega con la posesión de mercancías,
a estas por el éxito, que se alcanza con la eficacia, para lo cual es necesario
adquirir capacidades… para las matemáticas, el arte, la ingeniería, las ideas,
el deporte. Y en ese afán por ser muy capaz se pierde de vista lo que nos
rodea, y no oímos al pájaro que canta cerca de nosotros, ni nos damos cuenta de
las florecillas que pisamos, ni sentimos el silencio envolvente del crepúsculo,
y uno recuerda aquella parábola bíblica de alguien que, confundido por sus
instintos, cambió una enorme herencia por un insignificante plato de lentejas.
Si los maestros enseñaran en sus
escuelas a admirar una puesta de sol, a sentir el pálpito de un pajarillo
dentro del hueco de nuestra mano, a embriagarse con la fragancia que surge a la
orilla de un arroyo…Si desde niños aprendiéramos a disfrutar lo que la
naturaleza nos regala a cada instante, es probable que descubriéramos que somos
inmensamente ricos, y que es casi nada lo que no tenemos y obstinadamente queremos
poseer.
Fig. y texto originales
de José Del Moral De la Vega
Bueno, bueno Don José, algunos sí apreciamos lo que relatas en esta entrada y somos muy afortunados.
ResponderEliminarDescarguemos a los maestros de esta enseñanza y seamos nosotros mismos los que inculquemos estas artes.
Bonita foto.
Cordiales saludos.
Amigo Javier, me alegra que inculques en tu niña tales sentimientos; pero esa debe ser también tarea de los maestros, porque educar no solo es instruir, sino formar.
ResponderEliminarNi te puedes imaginar cómo recuerdo yo los paseos que hacíamos cuando estábamos en el colegio, y seguíamos el itinerario que hacía Machado desde Baeza a Úbeda y, al llegar a una encina del camino, leíamos el poema que le compuso don Antonio. Un abrazo
Embobado como estoy
ResponderEliminarcon mi nieta cada día,
vine a dejarte un saludo
con cariño y alegría.
Abrazos.
P.D. La verdadera riqueza son las cosas simples que nos regala la naturaleza y que muchos no aprecian.
Enhorabuena por esa nieta.
ResponderEliminarUn abrazo
Preciosa foto y bonito texto.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Si te das una vuelta por aquí puedes volver a disfrutar de estos regalos de la naturaleza. ¡Y tenemos unos vinos nuevos, un jamón y unos quesos...!
ResponderEliminarUn abrazo