La alegría es un estado de máxima plenitud del alma, independiente del placer, la riqueza o la salud (Spinoza, siglo XVII). Con la alegría el alma se siente colmada, y la persona, incluso en medio de los mayores problemas, es dichosa.
El hombre tiene la capacidad de descubrir la alegría a su alrededor y, muchas veces, para captarla, solo hace falta salir a la calle, pasear y saber mirar: una mujer que vende flores, un perrillo que juguetea con un trapo, dos que hablan en la acera y se ríen…
La alegría es como una lluvia que viene para todos, pero solo el que quiere se empapa de ella.
Imagen y texto de José Del Moral De la Vega
¡Qué hermosa estadía la de la verdadera alegría, querido José!
ResponderEliminarComo franciscana, sé que debo encontrarla en la paciencia y la paz de mi alma frente a las adversidades, pero como esto siempre es difícil, trato de descubrirla, como tú bien dices, en la sonrisa de los que amo, en el primer rayo de sol, en una canción bella y hasta en viejas cartas llenas de palabras dulces e inolvidables.
Un abrazo, José.
Muchas gracias por tu visita y tu comentario, Angélica.
ResponderEliminarUn abrazo
Por fin me ha dejado entrar!!!
ResponderEliminarY me llovió alegría, y me empape de palabras tan bondadosas Pepe.
Tengo una alegría enorme de recibir familia de México para la Navidad...no me cabe en el cuerpo la felicidad.
Que tengas bonito fin de semana.
Y como la alegría es más contagiosa que cualquier microbio -¿cuál será su naturaleza?-, yo también me alegro con esa alegría tuya, Beatriz, que no te cabe en el cuerpo.
ResponderEliminarUn abrazo