Hasta mediados del pasado siglo, las mujeres españolas tenían gran protagonismo en las faenas agrícolas del verano, y para preservarse del sol y poder lucir una piel blanca –la blancura era un signo inequívoco de distinción–, tapaban su cabeza, tanto como podían, con sombreros y pañuelos.
¿Hay una palabra que atesore más gozo, tanto sol y tanta vida como verano? Un dios de luz es, coronado de espigas y frutos. –Del libro “Voces del Campo”–
Imágenes y texto de José Del Moral De la Vega
Hermosa la frase.
ResponderEliminarAlgo sabía de lo del tema de no broncearse, que hace ya tiempo era mal visto estar bronceado.
Muy interesante como siempre!
P.D: Ando desaparecida porque estoy estudiando.