Al comienzo de primavera, entre Higuera de Vargas y Jerez de los Caballeros (Badajoz), se pueden contemplar paisajes por donde, al pasear, el viajero siente como si, de un momento a otro, fuese a levitar.
La dehesa es un agroecosistema, resultado de la transformación del Bosque Mediterráneno, que ha sido calificado por la FAO: «uno de los bienes más preciados de la humanidad». En la Península Ibérica existen unos 4 millones de hectáreas, y la mitad de ellas están en el SO español (Extremadura y Huelva).
Todos los años, al comienzo de primavera, en la dehesa se representa una obra que nos habla de aquel estado primero en el cual la felicidad todavía no había sido interrumpida por el conocimiento.
Texto e imagen de José Del Moral De la Vega
El verde salpicado de margaritas blancas, realmente precioso.
ResponderEliminarEs cierto, Alcudia de Veo. Ni te imaginas cómo es la luz en la dehesa, por la tarde.
ResponderEliminarUn abrazo
Y el olor, Don José..., y el olor.
ResponderEliminarTienes razón, amigo Gargantúa. ¡Qué torpeza despreciar la inmensidad de placer que nos proporciona ese sentido!
ResponderEliminarUn abrazo
Que hermoso lo que escribiste Jose.
ResponderEliminarMuy bella descripción.
Una descripción amorosa de un espacio como flotante, de sueño.
ResponderEliminarLo imagino lleno de sonidos apacibles.
Un saludo grande Pepe.
Muchas gracias por vuestra visita, Carla y Beatriz. Ciertamente es un paisaje maravilloso.
ResponderEliminarUn abrazo