En los pueblos rurales españoles, durante el mes de julio, toda la atención estaba puesta en la trilla de las cosechas de cereales y leguminosas.
La gran función –dramática– del verano, además de grandes actores, tenía su escenario propio: la era. Y de cuanto allí se escenificaba, nada tan bello y atrayente como la trilla –Del libro “Voces del campo”–
Imágenes y texto de José Del Moral De la Vega
Hermosas palabras, querido José. Como un poema de vida en el amanecer de la naturaleza.
ResponderEliminar¡Cuánta riqueza acumulada en las tiernas historias del campo!
Gracias, José.
Un beso y un abrazo desde México.
Maravillosas letras José! Me encanta pasar y leerte!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu visita y tus palabras, Angélica.
ResponderEliminarDe esas escenas -aunque yo era muy niño- fuí testigo. Y no pocas veces me dejaron subirme al trillo, y te puedo asegurar que la emoción que se sentía era inmensa.
Un abrazo
Eres muy amable, Carla.
ResponderEliminarVoy a ir colgando un post por cada mes del año, y voy a utilizar palabras e imágenes de la cultura del mundo rural, ese alfar en el que se empezó a cocer lo que hoy somos.
Un abrazo