Niñas disfrazadas de cupletistas en un Carnaval de Villanueva de la Reina
(Andalucía, España), 1952. Foto del libro Protagonistas de un Mundo Rural.
Querido amigo Pepe Aranda: Lo que realmente estoy descubriendo en Villanueva de la Reina, al rescatar un montón de fotografías olvidadas por cajones y armarios, es algo parecido a una novela de Conan Doyle.
Hablando con un amigo de Villanueva sobre las fotos de niños realizadas por la famosa fotógrafa america Helen Levitt, le enseñé un libro con sus obras, y cuando vio su figura en la portada me dijo, para mi sorpresa, que él estaba convencido de que esa mujer acompañaba algunas veces al retratista francés que solía venir al pueblo, y que muchos siempre han creído se trataba de Cartier-Bresson. Ahora nos enteramos, en un reportaje sobre su obra que, efectivamente, Helen Levitt era muy amiga de Cartier, y también del español Luis Buñuel.
Amigo Pepe, fíjate en esta foto rescatada de una caja de zapatos –Carnaval de Villanueva de la Reina, año 1952–
Tú sabes bien que la Andalucía de los años cincuenta era una región donde predominaban el remiendo, la pobreza y los sucedáneos; pero en la recolección de la aceituna, aunque fuera brevemente, todo cambiaba; los jornaleros tenían trabajo y ganaban bastante dinero y, a su reclamo, aparecían por los pueblos unas compañías de “Cantaores” en las que, junto a una figura del flamenco –La Niña de la Puebla, Manolo Caracol…– participaban coristas con vestidos escotados y las piernas al aire; artistas que provocaban el deseo de los hombres y la envidia de las mujeres. El pueblo, por unas horas, se convertía en un lugar tan concupiscente como Las Vegas, y luego, en las fiestas de carnaval, las niñas se disfrazaban de aquellas artistas lujuriantes y admiradas.
En la fotografía rescatada, un grupo de niñas se han enmascarado de cupletistas con ropa vieja; se han llenado sus labios de carmín, y si te fijas, todas están admirando algo.
Me llama mucho la atención, querido amigo, que el autor de esa foto se ha agachado para elevar el plano de las figuras, pero además, ha hecho que las niñas miren a un objeto situado por encima de sus cabezas, con lo cual parece que ellas estuvieran viendo, cuando menos, un ángel.
A mí, particularmente, esta foto me trasmite una inmensa ternura; pero obviando cualquier subjetividad, ese grupito de niñas representa, muy fielmente, el sentimiento de admiración.
Amigo Pepe Aranda, sabes que tengo en la mayor estima tu capacidad para analizar fotografías. ¿Podríamos atribuir este retrato a la cámara de Helen Levitt?
Helen Levvit, fotógrafa americana
amiga de Cartier-Bresson, fallecida
en 2009, cuyas fotos de niños son
consideradas de una belleza inigualable.
Texto de José Del Moral De la Vega
Texto de José Del Moral De la Vega
Las fotos son encantadoras....pero la explicación de tu texto las hace más hermosas.
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy totalmente de acuerdo con Beatriz. Gracias a tus textos aprendo a mirar las fotografías de otra forma.
ResponderEliminarTambién tiene su comentario psicológico la foto de Helen Levvit, ¿no crees?
Un abrazo.
Muchas gracias, Beatriz y Asun, por vuestra visita y vuestros comentarios.
ResponderEliminarUno de los valores que "no sé quien" se empeña en hacer desaparecer es el agradecimiento; pero cuando se reciben unas sencillas "gracias" por algo tan insignificante como colgar una foto en la Red, realmente se comprueba que el agradecimiento es algo que pone en valor a la Humanidad.
El análisis del retrato de Helen es para psicoanalistas...¿Te atreves, Asun?
Un abrazo
Hola querido José.
ResponderEliminarDe nuevo una fotografía de otra época, de otro tiempo donde la vida seguramente era bella para esas jovencitas que jugaban a ser mayores...
No sé casi nada de este difícl y hermoso arte José, pero cuando contemplo las imágenes que nos regalas, siento en mi interior que "vivo" el momento mismo que quiso eternizar el autor con su magistral clic.
Muchas gracias.
Un beso para ti.
Puede que sea una simple foto ,sólo puede,pero te la quedas mirando por largo rato yu es imposible no enternecerse con este grupo de niñas,y muy de acuerdo con las que ya han comentado el relato de la misma la ha embellecido aún más.
ResponderEliminarcariños
Mariella
Me alegra mucho que puedas "vivir" esa escena, Angélica, tal y como la vivió el fotógrafo. Eso debió ser lo que el pretendía. Realmente, la fotografía tiene mucho de magia porque consigue, además de plasmar unas imágenes, pegar las emociones al papel.
ResponderEliminarUn abrazo
Me alegra mucho, Mariella, que seas capaz de sentir ternura al contemplar esa foto. Cuando se amplia la imagen y se ven las caritas de esas niñas...aparece en nosotros, como una fuente que surgiera nueva y potente, una tremenda "sensación" de ternura.
ResponderEliminar¿Y si ahí no hay sexo, ni belleza,ni deseo, ni siquiera conocimiento...qué es eso que nos gusta...?
Un abrazo
Amigo Pepe. Esta vez llego un poco tarde a tu estupenda exposición de fotografías.
ResponderEliminarMe asombra esa caja de zapatos que has encontrado. Algún día tendremos que quedar para que me cuentes, entre tú y yo, toda la verdad de esa maravillosa "caja de zapatos".
Llevo muchos años viendo fotos, tengo revistas especializadas, visito asiduamente exposiciones de fotografía y debo confesar que hay pocas exposiciones que realmente me "sorprendan". Pero... tu caja de zapatos ¡ES OTRA COSA!
Lo más difícil que me ha resultado en mi vida de aficionado ha sido las fotos de crios.
Los crios suelen ser espontáneos y poco pacientes con el fotógrafo. Hago esta pequeña salvedad para que veas que soy consciente de la dificultad que entraña hacer una fotografía como la que nos presentas.
Esta fotografía hay que verla lo mismo que cuando se bebe un buen brandy. Despacio y saboreando cada gota que llega a los labios.
Magnifica y soberbia puesta en escena. Hacia tiempo que una foto no me llamaba tanto la atención. De un encuadre genial. Cada mano está colocada en su sitio. Las manos, ¡con lo difícil que es colocarlas para hacerse una foto!, aquí están colocadas, sobre la cintura, desenfadadas y arrogantes. La mirada de las crias, cómo tú bien dices, están pendientes de esa segunda persona que está dirigiendo la fotografía.
Me encanta esa mirada de las crias, por cierto preciosas, se nota que hay “filin” entre el-la fotógraf@ y ellas. ¿Te imaginas esta foto en grandes dimensiones? Deberías hacer una exposición con “tu caja de zapatos”.
En cuanto al padre-madre de esta foto, me da lo mismo que se llame Cartier-Bresson, Helen Levitt, Avedon, Capa o Juanito el del pueblo. Esta foto enamora lo mismo que me enamoré de otra foto de un tal Alonso -fotógrafo madrileño de principios del siglo pasado- al que le dieron el primer premio en un concurso internacional en EE. UU. ¡ENHORABUENA!
Querido amigo Pepe Aranda: Tenía la certeza de que con tu inteligencia y profesionalidad harías una autopsia perfecta de esa fotografía.
ResponderEliminarCómo se nota el gusto por la belleza y la armonía de que estais impregnados los que nacísteis cerca de donde vivió Vandelvira.
¡Ay, esa caja de zapatos que te gustaría fisgonear...!Te prometo que iré sacando, poco a poco, los tesorillos que encierra.
Un fuerte abrazo