“¡Si hubiésemos sabido que el amor era esto!”
Balada número dos (1949-1951)
Descubrí a Rafael Montesinos en una época horrible de mi vida, a través de una antología de sus poemas que compré en Rayuela, una librería de viejo que había en Badajoz, y de la que sería para escribir largo. Antes de vivir mi propia Sevilla, ya había vivido la de Montesinos. Una vez en ella, el increíble influjo de esta ciudad disolvió todos mis malos recuerdos, permitiéndome la relectura más limpia que he hecho nunca de un libro. Antes se lo había prestado a dos amigas, que me lo devolvieron con sorna: tu poeta es un blando y un quejica. La mayoría de las chicas no soportan a los tipos melancólicos −“No voy porque eres un cara larga y me aburres”, le dijo a Pavese una de las mujeres a quienes telefoneó antes de pegarse un tiro en la habitación del Albergo Roma−. Yo tampoco tuve suerte con aquellas dos amigas; claro que no era para pegarse un tiro. En cambio −no sé si bueno o malo− sigo leyendo a Montesinos, porque nos entendemos, porque me encanta oírle hablar de Sevilla, una Sevilla que los dos gozamos y perdimos, cada uno en su momento y a su modo.
Texto: Diego
Un escrito muy melancólico, Diego.
ResponderEliminarHay mucha poesía melancólica. Dicen, algunos entendidos, que cuando se es plenamente feliz , no hay tiempo ni ganas de escribir. Como en todo, habrá excepciones :)
Me viene al recuerdo una canción de Enrique Urquijo que termina diciendo:
Un mes de mayo, un mes de abril
no sé qué tren fue el que perdí
no te supe hacer feliz
pero estas cosas son así
luego llegó la despedida
le pregunté: ¿por qué me dejas?
y ella me contestó: por tú tristeza.
Pero ¿qué sería la vida sin un poco de melancolía y de tristeza?
Aunque está claro que "todo ha de ser con medida", como en una receta de pastelería: harina, la que admita.
Me gusta mucho como escribes, Diego.
Un abrazo. Y gracias por traernos y presentarnos a Rafael Montesinos.
Los buenos amigos quedan por siempre en nuestra memoria y el corazon, asi como las ciudades que dejaron huella! un brindis por Sevilla!
ResponderEliminarsaludos,
pd (es verdad lo del tiro?)
Por una nostalgia de Sevilla o de un lugar que se ha ido, me ha encantado.
ResponderEliminar"¡Si hubiésemos sabido que el amor era esto!"...hermosa frase.
Un abrazo
Gran Frase.....Si hubiese sabido...ufff reufff.....Prometo descubrir tb a este señor ......
ResponderEliminarUn abrazo Diego.
Mariella
Hola querido Diego.
ResponderEliminarLos poemas de Rafael Montesinos están vestidos de una dulce agonía, la agonía del amor...
Permíteme dejar aquí un poema de este gran poeta, porque leerlo, es entrar un poquito en su alma y conocer el rincón donde moraba, y que tú tan bien conoces.
Gracias.
Un beso Diego querido.
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YO ESTOY SOLO EN LA TARDE
Yo estoy solo en la tarde. Miro lejos,
desesperadamente lejos. Quedan
por el aire las últimas palabras
de los enamorados que se alejan.
Las nubes saben dónde van, mi sombra
nunca sabrá dónde el amor la lleva.
¿Oyes pasar las nubes, dime, oyes
resbalar por el césped mi tristeza?
Nadie sabe que amo. Nadie sabe
que si llegó el amor trajo su pena.
Yo estoy sólo en la tarde y miro lejos.
No sé de dónde vienes a mis venas.
Te me vas de las manos, no del alma.
Nos separan montañas, vientos, fechas.
El amor, cuando menos lo pensamos,
se nos viste de ausencia.
Estoy en soledad. Miro a lo lejos
oscurecer la tarde y mi tristeza.
Estoy pensando en ti y estoy pensando
que acaso en soledad también me piensas.
Estoy de acuerdo contigo Asun. La melancolía es un producto normal del vivir. Negarla me parece algo forzado; y despreciarla, sospechoso de una sensibilidad atrofiada. Pero ahora que se nos intenta meter a la fuerza eso que llaman “pensamiento positivo”, dan ganas de defenderla casi como cualidad exquisita.
ResponderEliminarEs verdad, Beatriz, Mariella, ese verso es todo él un poema.
Gracias por traernos aquí esos versos, Angélica, hacía muy poco que había vuelto a encontrármelos.
Brindo contigo, Patricia. Y sí, es verdad lo del tiro.
Gracias por pasaros por aquí. Besos
Diego