Aquella persona no tuvo ni una sola idea original en toda su vida, ni tampoco tuvo un hijo, ni escribió un libro, ni tan siquiera plantó un árbol; pero un día sonrió a un niño, y el niño aquel, que luego se hizo panadero, la guardó en su alma, y todo el mundo disfrutaba los panes de aquel panadero como especiales, sin saber que tenían una sonrisa dentro.
Imagen y texto de José Del Moral De la Vega
¡Bravo mi amigo querido, por la sonrisa de tu alma, que al igual que ese niño de la historia, trasciende en nuestros corazones, invitándonos a nunca dejar de regalar una sonrisa!
ResponderEliminarGracias...
Un beso especial para ti.
Que hermoso microcuento. Y es que verdaderamente es así, a veces es más importante lo que damos a los demás por las consecuencias que un simple o sencillo acto pueda tener.
ResponderEliminarBSS